Lo primero que vamos hacer para que nuestra sopa esté mucho más rápido, es poner a remojar los garbanzos una noche anterior o unas cuantas horas antes si no tienes mucho tiempo. Remojarlos permite que los garbanzos absorban el agua y se vuelvan más tiernos para que al momento de cocinarlos queden perfectos.
Una vez que tengas los garbanzos remojados vamos a colocar en una olla de presión con agua hasta cubrir, sal suficiente y un diente de ajo, tapar y una vez que la olla comience a emitir vapor vamos a contar 30 minutos y retiramos del fuego.
Cuando tengas los garbanzos ya cocidos y mientras esperamos que la olla pierda el vapor vamos a picar la cebolla y la zanahoria muy finamente, si quieres que tenga trozos más grandes también puedes hacerlo así.
Retiramos los tallos de las espinacas y picamos de la misma forma que la cebolla y la zanahoria, muy finamente.
Una vez picados estos ingredientes vamos a colocar en una cacerola pequeña los huevos y dejamos hervir de 8 a 11 minutos. Dejamos enfriar, quitamos el cascarón y reservamos para el momento de servir.
En la licuadora licuar el otro diente de ajo junto con el tomate y el puré de tomate hasta formar un puré o una salsa espesa.
Calentar una cacerola con un poco de aceite y saltear las cebollas hasta que se vuelvan ligeramente traslúcidas, agregar las zanahorias y sofreír por unos minutos más.
Incorporar la salsa o puré de tomate con ajo y llevar a ebullición, agregar los garbanzos, un poco del agua de la cocción de los garbanzos y condimentar todo con sal y el comino. Llevar a ebullición para que se integren los sabores y rectificar el sazón.
Incorporar las espinacas en el último momento antes de servir.
Servir con rodajas o trocitos de huevo cocido.