En una sartén sin aceite o en una olla con fondo plano de preferencia que tenga teflón para evitar que se pegue. Dar vueltas ocasionalmente para empezar a que se asen y se suavicen uniformemente.
Mientras los tomates están listos rallar el queso parmesano finamente para que sea más fácil incorporar a la receta.
Colocar los tomates asados en un procesador para alimentos y enseguida añadir el queso parmesano que rallamos previamente, añadir los dientes de ajo, azúcar y las nueces de macadamia; las nueces las puedes intercambiar por cualquier otra que más te guste, el pesto tradicional utiliza piñones.
Procesar todos hasta tener una pasta espesa, condimentar con sal y pimienta al gusto, recuerda que el queso parmesano es salado así que prueba bien antes de añadir la sal.
Una vez que tengas la salsa la puedes almacenar o como en mi caso puedes preparar algo de pasta y mezclarla.
Prepara la pasta de tu preferencia y una vez lista colocar en una sartén el pesto de tomate calentar y añadir la pasta que preparamos mezclar hasta cubrir la pasta y servir espolvoreando un poco de queso parmesano.