Tamiza la harina con la levadura encima de una mesa con forma de “montañita”, en el centro echa el azúcar, la mantequilla fría (es importante que esté fría para que la crostata salga bien!), los huevos y mezcla todo rápidamente (para que la mantequilla no se caliente).
Forma una bola con la masa y envuélvela con el film transparente.
Deja que la masa repose durante 20/30 minutos en la nevera.
Después de este tiempo, extiende la masa sobre una hoja de papel horno ayudándote con un rodillo, hasta obtener una capa de aproximadamente 4 mm.
Corta de la masa un disco para un molde de 24 cm y luego pon el disco en el molde, después de haberlo untado con mantequilla y espolvoreado con pan rallado (otra opción es usar papel horno, como yo!). Con una parte de la masa que queda forma el borde de la crostata y colócalo empujando bien hacia los bordes del molde.
Ahora con la punta de un tenedor pincha la base y luego echa la mermelada (a mi la crostata me gusta con una buena capa de mermelada, digamos de unos 5-7 mm, pero puedes echar menos si quieres). Con la otra parte de la masa crea las tiras que pondrás encima de la crostata, colocándolas de manera que se cruzan entre sí.
Hornea la crostata en el horno precalentado a 200ºC y déjala cocer durante unos 25 minutos.
Y ya està! Tu fantástica crostata está lista!