Empezar por pochar las cebollas: córtalas en rodajas finas, echarlas en una sartén bastante grande con 3-4 cucharadas de aceite y dejar que se hagan a calor moderado, removiendo de vez en cuando (te llevará más o menos una hora).
Cuando estén hechas, dejarlas enfriar.
Mientras tanto, sacar la masa de hojaldre de la nevera (suelen venderse en rollos ya envueltos con papel de horno).
Colocar la masa en una fuente para horno redonda y pinchar la masa en varios puntos con la punta de un tenedor (este paso sirve para que salga el vapor durante la cocción, de manera que el relleno no se quede húmedo).
Batir los dos huevos en un bol con el queso parmigiano rallado, la sal, la pimienta.
Añadir la ricotta y mezclar bien.
Agrega entonces las cebollas pochadas y enfriadas.
Verter el relleno en la masa de hojaldre y cerrarla.
Extender la yema encima de la masa con un pincel (o con la mano…).
Precalentar el horno a 220 ºC.
Hornea el pastel durante más o menos 40-60 minutos (para decidir si está hecho, comprueba que el relleno se haya solidificado).
Dejar enfriar el pastel, probarlo y disfrutar de su sabor.
Dime si no es súper-fácil de hacer y súper-bueno de comer! ;-)